martes, 30 de junio de 2015

Y al volver la vistas atrás...

...por este curso de la mano de una compañera -Inma- que se incorporó a estas filas lectoras durante este curso que ya termina. Es ella la que pone un emocinado colofón sobre lo que han significado para ella estas tertulias literarias de los martes por la tarde.
Os dejo, ya, con sus palabras:

"… Y llegó junio ¡Por fin! Echaremos algunas cosas de menos, pero sobre todo las reuniones del club de lectura de los martes por la tarde.
   
Entre cafés y bizcochos, comenzamos con El Señor Pip de Lloyd Jones en noviembre y todas las lectoras nos trasladamos a Bougainville, una isla de Nueva Guinea. En un contexto de guerra civil, veintitantos niños logran evadirse de la barbarie gracias a las clases del Señor Pip, refugiándose en la Inglaterra victoriana de Grandes Esperanzas, de Charles Dickens.
    Una vez comentado el libro, las chicas del club de lectura nos quedamos con la idea de que “la imaginación nos ayuda a sobrevivir”, en suma, la literatura puede cambiar las vidas.
    Llegan las cinco y media de un martes de diciembre y la biblioteca se llena, esta vez, de casadielles y cafés.
    Abordamos 14 de Jean Echenoz.

Las primeras páginas resultaron idílicas: de la mano del protagonista Anthime damos un paseo en bici por las lomas de La Vendée, en la Región del Loira. Pero… el toque de campanas anunciaba la cruenta y sanguinaria Primera Guerra Mundial. La ambición de las potencias imperialistas intentaba controlar las mejores colonias.
    Léxico rico, sintaxis compleja, descripciones minuciosas y detallistas al modo de los cuadros puntillistas de Darío de Regoyos, todo presentado en escenas o “flashes” que nos llevan a sentir la cruda realidad de la “guerra de las trincheras”.
    A todas nos llegó a la médula el libro. A unas más que a otras, ya que algunas catalogaban al autor como un “pijo burgués”.
    Degustando pastelillos viajamos hasta Irán con Azar Nafisi, con su obra Leer Lolita en Teherán.


    Con la autora sentimos el peso de la Revolución Islámica, su intolerancia, su intransigencia… Las chicas del club nos pusimos el burka, no nos maquillamos, no nos reíamos por la calle, no bailábamos… fuimos también víctimas, a través de la lectura, de un régimen totalitario islamista.
    La intertextualidad jalona toda la obra de Nafisi: Las mil y una noches, Lolita de Nabokov, El gran Gatsby de Fitzgerald, Madame Bovary de Gustave Flaubert, Daisy Miller de Henry James… Se alude también a Salman Rushdie (recordemos sus Versos satánicos, censurado y perseguido en Irán).
    En este clima, Nafisi, profesora de literatura, reúne en la clandestinidad a un grupo de alumnas para comentar diferentes novelas. En este caso, las lectoras del club vemos la literatura como NECESIDAD, como INSUBORDINACIÓN, como REBELDÍA ante la situación político-social que les tocó vivir. Viven una situación de “EGOFAGIA” (los “egófagos” son aquellos déspotas que se apoderan de la vida de los demás y que nos dicen lo que tenemos que hacer, cómo vivir, cómo pensar…). Ellas vivían no como entes individuales, sino a través de su carcelero: el régimen islamista (Jomeini).
    Desde luego, sí empatizamos con estas mujeres y, más aún, cuando, sumergidas en esta lectura, el 7 de enero de 2015 mueren doce personas en el atentado contra el semanario satírico “Charlie Hebdo”, de París ¡Nos salpicó a todas!
   Las tejas de almendra endulzan, en esta ocasión, el libro del filósofo francés Michel

Serres, Pulgarcita. Aquí nos presenta una sociedad totalmente conectada a través  de las redes sociales, en la que los jóvenes tienen con sus “pulgares” acceso prácticamente a todo.
   Serres nos hizo cuestionarnos, con su libro, el papel del profesor. ¡Cómo podemos seguir enseñando con espacios tan arcaicos como aulas, patios…, con herramientas tan obsoletas como libros, apuntes…! Parece que ya no podemos ser solo transmisores de conocimientos desde la palestra, pero… quizás sí… seleccionadores, conductores…
   Llega otro martes de febrero, y las carcajadas y los guiños llenan nuestra biblioteca con olor a café recién hecho.
Enrique Gallud con su Historia estúpida de la literatura no deja títere con cabeza. Intenta desmitificar gran parte de la literatura desde los clásicos como Góngora con su culteranismo, pasando por Cervantes, Galdós, Carlos Arniches,Lorca…, entre otros.
   En marzo leímos Sostiene Pereira, de Antonio Tabucchi. Todas sostenemos que nos agradó este libro, sostenemos que nos pareció acertada la crítica a la dictadura salazarista en Portugal, que termina con la Revolución de los Claveles el 25 de abril de 1974.
Sostenemos que Pereira, el protagonista, un periodista “de poca monta”, experimenta a lo largo del relato una metanoia, es decir, unatransformación interior que lo convierte en un valiente periodista comprometido con el momento político que le tocó vivir. 
 Con una suntuosa y libresca tarta de cumpleaños nos adentramos en el Estado de Guerrero, en México- Ladydi-. Las serpientes, los alacranes, las hormigas picadoras, los campos de amapola de opio… nos rodearon. Y esto no fue lo peor…
Aún tenemos grabados en nuestra retina
los robos de niñas para abusar de ellas como esclavas sexuales, drogándolas, acabando con su inocencia y sus vidas. De nuevo, la víctima es la mujer, en este caso, las niñas que se ven abocadas a la ignorancia, al machismo, a la sumisión, a la injusticia, a la barbarie.
   En mayo, nos encontramos con “una puerta” que no se abre La puerta, de Magda Szabó. Esta escritora nos presenta a lo largo de 20 años la relación de amor-odio entre dos personalidades opuestas: Magda –la señora- y Emerenc –la criada- .
  
El personaje de Emerenc suscitó opiniones encontradas entre las lectoras del club de lectura: la convertimos en un personaje real al que nos enfrentamos.
   En junio, abordamos los diferentes cuentos de Mercedes Leobalde, incluidos en el libro Funambulistas. De la amplia variedad que nos ofreció la autora, nos quedamos con aquellos en los que se mostraba el maltrato a la mujer (“Negrón” “Escrita a man”, “os cogomelos da risa”, “Mobiliario urbano”…) y la sumisión de esta al marido en cuentos como “Estimada Elena Francis” o “E a señora Francis era un señor”.
   Tengo que agradecer a mis compañeros de tertulia las horas disfrutadas con ellos. Gracias  Mery, Anxos, María Luisa, Celestino, Cuca, Inés, Aurora y, por supuesto, a nuestra gran maestra en el arte de la elección de los libros: Mary Luz. Besos a todos. ¡¡¡Buena lectura y buen verano!!!"

¡Muchas gracias, Inma!
¡Feliz verano lector!

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